Leishmaniasis visceral
En todo el mundo se producen 500.000 casos de leishmaniasis visceral por año y 57.000 muertes.
¿Qué es la leishmaniasis visceral canina?
La leishmaniasis visceral canina es una enfermedad grave de los perros producida por un parásito microscópico llamado Leishmania. Es considerada una zoonosis ya que se puede transmitir al ser humano.
Tal vez no tan conocida como el moquillo o la parvovirosis, la leishmaniasis visceral se ha transformado en una importante causa de preocupación en las provincias del noreste argentino.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas más comunes son: lesiones en la piel tales como úlceras que no cicatrizan, pelaje opaco, crecimiento exagerado de uñas, adelgazamiento, fiebre irregular, agrandamiento de hígado y bazo, inflamación generalizada de ganglios linfáticos y anemia. Si el perro no recibe atención veterinaria la enfermedad puede ocasionar la muerte. La enfermedad no tiene cura y por lo tanto un perro con diagnóstico de leishmaniasis visceral debe recibir tratamiento y supervisión veterinaria de por vida.
En el hombre la leishmaniasis visceral se presenta con síntomas tales como: adelgazamiento, fiebre irregular, lesiones en la piel y agrandamiento de abdomen. Si no se proporciona a tiempo el tratamiento adecuado puede ocasionar la muerte.
Los perros pueden permanecer durante meses sin manifestar ningún síntoma de la enfermedad y a pesar de ello contagiarla a otros perros o al hombre.
¿Cómo se contagia?
La transmisión de la leishmaniasis visceral se produce a través de la picadura de un insecto volador llamado flebótomo que actúa como transportador del parásito. El flebótomo es más pequeño que un mosquito y vive en el suelo cerca de la vegetación, en caniles, hojas caídas y raíces de árboles. Requiere de un ambiente oscuro, húmedo y con abundante materia orgánica para reproducirse, a diferencia de los mosquitos que se reproducen en el agua estancada.
En las ciudades donde la leishmaniasis visceral está presente, este insecto se alimenta al atardecer y por la noche picando al perro para alimentarse de su sangre, por la que tiene predilección.
El perro contrae la infección cuando es picado por un flebótomo portador transformándose en fuente de infección de la enfermedad.
El hombre puede adquirir la leishmaniasis visceral si es picado por un flebótomo que previamente picó a un perro enfermo.
¿Dónde se encuentra la enfermedad?
La leishmaniasis visceral se encuentra presente en países cercanos al Mar Mediterráneo y en algunos países de Latinoamérica, como Brasil y Paraguay.
Hasta el año 2005 la leishmaniasis visceral era una enfermedad exótica en Argentina. En marzo del 2006 se detectó el primer caso en un perro de la provincia de Misiones. En mayo del mismo año se diagnosticó el primer caso en el país de leishmaniasis visceral autóctona en una persona. Actualmente la leishmaniasis visceral se encuentra presente en Misiones, Corrientes y Formosa. Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe son consideradas provincias vulnerables.
¿Cómo se previene?
Las principales medidas preventivas son:
- Limpiar regularmente los patios y jardines. Eliminar materia orgánica como hojas, materia fecal de animales, residuos, etc.
- Colocar tela mosquitera de malla fina en puertas y ventanas.
- Utilizar telas mosquiteras en los caniles.
- Evitar que los perros estén al aire libre durante la noche.
- Fumigación del interior y exterior de las casas.
- Utilizar repelentes en las personas.
- Los perros deben ser protegidos contra la picadura del flebótomo mediante el uso de productos con efecto repelente e insecticida.
Algunas pipetas a base de piretroides ofrecen una protección de alrededor de 3 semanas. Las mismas deben ser colocadas regularmente según la indicación del fabricante.
Existen también collares a base de deltametrina que ofrecen una protección contra la picadura del flebótomo durante 6 meses.
Debido a que hasta el momento no existe ningún tratamiento eficaz en el perro que garantice la cura total de la enfermedad, los perros con diagnóstico de leishmaniasis visceral deben ser protegidos contra la picadura del flebótomo para evitar que actúen como fuente de infección.
M.V. Eugenia Sanz
Delegada Regional Pequeños Animales
Intervet Argentina S.A.
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